María Clara González de Urbina en la programación de Poesía Sin Fronteras |
María
Clara González de Urbina
Libros publicados: Eternidad Visible, Editorial colección
Los Conjurados, editorial Común Presencia,
abril 2008; El Lento Trabajo del
Olvido/The gentle Labour of Oblivion primera edición Apidama Editores
Bogotá 2002. Segunda publicación
Ediciones Cuarto Propio Bogotá 2003; Pasajeros del Viento/Passangers of the
Wind, Trilce Editores Bogotá, 1996; Corte en el Tiempo/Break on Time,
Centro Educativo Cultural Inc. Bogotá, 1993; Pulso Interno. Contracartel
Editores, 1990. Mención de honor, Categoría de
Poetas Reco n ocidos.
Concurso de Poesía Oxford Center & Unión Nacional de Escritores, Bogotá
1997.
Incluida en: En la exposición itinerante
“Colombia-Francia Poesía de dos Continentes, Bogotá/Paris 1991; Antología
“Diosas de Bronce” reco pilación
hecha por Teresa Rozo Moorhouse, Editorial Latidos, California, EUA, 1995;
“Vasos Comunicantes” Alianza Colombo Francesa, 1996; Las antologías del octavo
y noveno Encuentro de Mujeres
Poetas en el País de las Nubes publicado
por el Centro de Estudios de la Cultura Mixteca ,
México D.F., 2001 y 2002;
Trilogía Poética de Mujeres en Hispanoamérica (Picaras, Místicas y Rebeldes)
publicado por Ediciones la
Cuadrilla de La
Langosta en noviembre de 2004, México D.F.
Antología del XII Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, México
2008. Invitada a la cátedra de
Literatura del Macalester College en St.
Paul Minesotta octubre 2003, para presentar su obra poética. Participante en el
segundo Encuentro Mundial de poetas en Paris, Octubre 2008.
Integrante de la Junta directiva de Poesía Sin Fronteras.
Danza en la Memoria
Al mar se
llega
igual
como se nace
como se
arriba al lugar de la partida
desnudo
despojado
solo.
Como a un
nuevo bautismo
bajo el
cielo.
Al mar se
llega
después
de caminar
descalzo por
la vida.
¿Cómo
llegué a esta playa de los vientos oscuros?
¿Si me
pierdo de mí…
a donde iré?
El mar le
repite que es tiempo,
pero una
breve mirada al horizonte,
reitera
la certeza
de ser
algo más
que la trasciende.
Distante
batir de alas.
Al borde
del abismo
hay un
deseo anterior al olvido.
Ella
elige recordar.
¿Será
entonces el vuelo, un lugar de pasaje?
Atardece
en el mar,
del amarillo irrumpe la insólita esperanza
vértigo irremediable de la vida.
Un mar que aún no colma el asombro
la desborda.
Con el
aire inmóvil
su alma
se ilumina,
vislumbra
la promesa
de unirse
a las bandadas
cuando
madure el viento
A pesar de las plumas y el corazón obscuro
es posible contener la Alegría
― esa
antigua memoria de claves imprecisas ―
No hay lugar en ella
que no habite el presente
y esa inconmensurable paz
a cada instante.
y ella es viento y arena
y ella es ola y espuma,
y es la línea
azul del horizonte,
y es esa otra blanca, que lo cruza.
Volar sería tan fácil
bastaría tan
solo con acunar el aire
con rozar una nube violeta en el ocaso.
Sedienta de trópico y de soles
migraría
cuando el invierno se aproxime.
Busca señales
y en la quietud
aguarda.
En portal
de brisas suspendidas
extiende
las alas
y el azul solitario
la remonta
hasta
el instante
de la
gota de agua
que se funde en aire,
que se
funde en verde,
y se
confunde en tierra.
En la
bruma,
como un
acento que danza en la memoria,
la mansa
certidumbre de la espera…
Pero, ahora la espera es diferente,
se sabe hija
de Ulises
ya muy próxima a Ítaca
Únicamente
aguarda
la
invocación interna
la
profunda
la
gris….
Del
libro Eternidad visible, Bogotá, 2008
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