Andrés Berger-Kiss
Nacido en Hungría. Realizó sus
primeros estudios en Colombia, luego se nacionalizó en
Estados Unidos. Allí obtuvo títulos en Sociología y Psicología (Houghton College New York);
Master y Ph. D. En Psicología Clínica (Indiana University – Bloomington,
Indiana. Berger-Kiss, con más de 30
publicaciones en su especialidad, ha publicado numerosas obras de ensayo,
cuento, poesía, novela y guiones cinematográficos. Incluido
en un gran número de antologías de cuento y poesía en español, inglés, húngaro
y hebreo.
Novelas: Hijos de la madrugada,
Ecoe Ediciones, Bogotá; Donalejo
y sus 186 hijos, Ecoe Ediciones, Bogotá, 2006; Memorias de un evangelista revivificado. Cuentos: El cazador de tesoros, La llorona, La noche
cuando me encontré con Lincoln, la niña de los 20 nombres, Denadie, Mis dos amores II, Los dos bobos de
Santa Bárbara, la graduación de Salomón, Cartas a mi amante, El hombre del
triciclo, Los mendigos, El encuentro.
Todo en mi hogar en Colombia tenía el sabor de Hungría
Mantillas
de seda y cubiertas de lana
bordados
con hilos de oro y de plata.
Un
cuadro pintado por un joven de Buda
mostrando
un caballo halando la blanca carroza
con
un castillo a lo lejos y un árbol de frutas
rodeado
de niñas sonrientes bailando en hileras.
Mis
padres contaban las viejas historias de Hungría:
ella
narrando la vida y la muerte de reyes magiares
y
él relatando aventuras de insignes actores en gira.
Tomábamos
agua de un jarro de cobre
vendido
en Pécs por una lozana gitana
y
había un puñado de tierra traído de Brasov
en
una maceta donde crecía una rosa.
Teníamos
un estante lleno de discos de tiempos lejanos
y
era día de fiesta cuando un csárdás se unía al bolero
del
vecindario pobre donde la gente cantaba.
Mi
abuela Szentgyörgyi había tejido en el albor de su vida
dos
filigranas floridas –sobrevivientes radiantes
de
los estragos del tiempo- que adornaron
el
sitio más visto en toda mi casa.
Y
había también una flor apretada en un libro muy viejo
que
ya a nadie importaba y un poema enmarcado
que
terminaba diciendo con pena “Nem! Nem! Soha!
-No
no nunca[1]
Del
libro, Mis tres patrias, Ed. Betania, Madrid, 2004
[1] Gritado en toda Hungría después de la Primera Guerra
Mundial, cuando el Tratado de Trianón desplazó el viejo territorio, cediendo
dos terceras partes de la nación a sus cinco vecinos.
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